Practica el Surf House Barcelona

Ni Hawaii, ni California. Ni Biarritz, ni Zarautz. Nos quedamos en la Barceloneta y nos encontramos Surf House Barcelona, un restaurante – con actividades – que está triunfando entre los más surfers y entre los que no lo son tanto.

Y entre estos últimos me encuentro yo, curiosa de conocer lugares de éxito y más si tienen algo especial. Surf House Barcelona nació con la idea de transportarte al estilo de vida californiano y es que su fundador, Álex Knoepfel, trajo directamente las olas de San Diego a nuestra ciudad. Y con las olas se trajo también el concepto del fast-food, pero versión fast-good, es decir, de calidad.

Nachos y Zumo¿Y eso quiere decir…? Pues hamburguesas, sándwiches, bagels, ensaladas, tacos, pasteles… ¡La carta es para morirse! Su brunch es espectacular, servido de 11 a 13h, con unos huevos revueltos con las opciones que más te apetezcan, unos gofres con mil sabores o la opción sana de los boles de cereales con yoghourt. Hay mucho más, sobretodo opciones dulces, que también puedes dejar para la merienda, de 17 a 20h.

Pero si vamos a la hora de comer, ¡las opciones no son menos! Eso si, ve tempranito o con mucha paciencia, ya que se forma lista de espera. Normal, estando a pie de playa, ¿a quién no le apetece comer en un entorno así? Eso si, el día que consigues mesa, la experiencia es completa. Si no has comido nunca encima de una tabla de surf, esta es tu oportunidad.

Nosotros lo conseguimos hace unos días. Nos propusimos ir temprano, como los turistas, a medio camino entre el brunch y la comida. No nos engañemos, pedimos unos nachos para empezar a picar, que alargamos hasta que se hizo la hora de comer. ¡Y qué nachos! En mi ranking personal – y alguna vez ya he dicho que soy ultrafan – estos están muy muy bien posicionados en el top 10. Con mucho queso de dos tipos, frijoles, salsa valentina, jalapeños, crema agria y guacamole. Toma bomba. En serio, increíbles, si sois nachoadictos, no os podéis ir de Surf House Barcelona sin probarlos.

Sandwich y HamburguesaY como nos habían hablado genial de sus hamburguesas y sándwich, nos dejamos seducir. Un Backdoor para mi, con queso raclette y puerros confitado en pan de coca extra-crujiente, y una hamburguesa Infarto para mi chico, con queso, bacon, huevo frito y patatas paja. Si, ¡patatas paja dentro!. Y con una presentación muy original en una caja de madera. ¡Buen punto!

Si una cosa caracteriza también Surf House Barcelona son sus zumos naturales recién exprimidos. Le dan el toque final a la estética 100% surfera del local, ¡son tan bonitos! Los elegidos para acompañar la comida fueron un Tropical, con sandía, melón y maracuyá y un Ñoki, de fresa, plátano y naranja. Y con tropezones, para que se note lo bueno. Alguna cervecita también cayó, que estando delante de la playa no se puede evitar…

Ahora lo que me queda por probar es alguna de sus actividades. Como no podría ser de otra manera, ofrecen clases de paddle surf en tres versiones: temprano por la mañana para terminar con un brunch, durante el día para tonificar bien el cuerpo o las opciones románticas, saliendo con las tablas durante la puesta de sol o tarde por la noche, bajo la luna llena. El yoga también tiene su espacio y si eres de los que ama la naturaleza por encima de todo, puedes echar un cable haciendo beach cleaning y al final te ofrecerán un zumo de SHB.

Yo de ti no dejaría pasar mucho tiempo para visitar Surf House Barcelona.Ya sabes, veranito, estilo playero, zumos, buen rollo… ¿Cuándo si no ahora?

Surf House Barcelona, C/l’Almirall Baixada nº 22, Barcelona, 932 50 70 23


Una tarde en la Granja Petitbo

MesaSi has quedado con tu mejor amigo para comer, si tienes una reunión con alguien interesante o si te apetece tomar algo con tu pareja, ir a la Granja Petitbo es un éxito seguro. Eso si, se trata de un lugar especial, así que resérvalo para personas especiales.

Situado en el Passeig de Sant Joan nº82, se ha convertido en un icono de lo hipster pero (atención), situado fuera de la zona hipster. Un acierto en toda regla para los que de vez en cuando queremos escuchar un poco de indie o consultar el último número de Monocle y no queremos meternos en la Barcelona profunda.

Yo escogí Petitbo una tarde que había quedado con una de mis amigas. ¿Sabes aquella amiga con la que quedas muy de vez en cuando porque las dos curráis muchísimo y que nunca tenéis tiempo?. Pero que cuando quedáis os ponéis al día tan intensamente que parece que sólo haya pasado un día desde la última vez. Esa amiga. Dos zumos de naranja y fresa y un Carrot Cake (para mí) nos hicieron de padrinos de una conversación que duró 3 horas. Si señores, lo sentimos pero no nos dimos cuenta. Los dueños son encantadores y no nos miraban mal, porque saben que las horas en Petitbo pasan sin darte cuenta. Su decoración sencilla te recuerda a ese piso que acabas de alquilar, con pocos muebles, pero que con un poster gigante en la pared y una mesa de centro antigua hacen el ambiente de lo más acogedor.

Las 10 de la noche es una buena hora para terminar la merienda, así que nos fuimos, pero antes nos aseguramos del tipo de platos que tenían en la carta para el día que nos decidamos a volver para comer. O para hacer el brunch del domingo que, como parece, es de notable tirando a excelente. Brochetas de pollo teriyaki, hamburguesa con queso de cabra, huevos benedict con bacon o salmón… Todo con una pinta buenísima.

He quedado con mi amiga – esa amiga– que la próxima vez que quedemos nos guardaremos un día entero para volver a la Granja Petitbo. Si una merienda duró 3 horas, no queremos pensar lo que puede durar el brunch que nos vamos a regalar.

Granja Petitbo, Passeig de Sant Joan nº82, Barcelona, 93 2656503