Un lujazo, en La Capella

La CapellaPara desayunar bien, para hacer el vermouth con todo el buen rollo, para comer con los amigos, para tomar algo después de comer o a media tarde, para cenar con alguien especial, para el gintonic de medianoche… La Capella siempre será una buena elección. Y además quedaréis genial.

Situada en el parque de Can Gambús, en Sabadell, se trata de una antigua capilla de la Masia del parque, resucitada a restaurante, patio con zona chillout y una terraza con tumbonas en las que se está de lujo.

Lo que a mi me tiene el corazón robado es su magnífica terraza con tumbonas. Sólo mira la foto y figúrate la de horas que puedes pasarte en ellas. Y es que desde primera hora de la mañana hasta la noche, puedes disfrutar de este espacio. Elige el mejor momento, ¡o elígelos todos! El pasado fin de semana quedamos con unos amigos, Sílvia y Eric, para comer en La Capella. Quedamos prontito, para hacer un vermouth en las tumbones y luego pasar dentro a comer. Pero la carta de tapas que tienen en el exterior nos sedujo, además de que podíamos tomarlas con ese solecito tan bueno que teníamos. No se hable más. Croquetas de champiñones, Hummus y Tzatziki con pan de pita, Guacamole con Nachos, Patatas con salsa verde y romesco y Crujiente de Brie con mermelada de tomate. Su carta, tanto las tapas como los platos del restaurante, descubre comida vegetariana, productos ecológicos y de temporada. O sea que tapeamos como reyes con productos sanísimos. Todo esto, bajo ese sol de primavera, sobre esas tumbonas y con la mejor de las compañías. Insuperable. Es gracioso pero ese día descubrimos el concepto del “lujazo”. Estar en un lugar disfrutando de lo mejor de la vida sin ser ricos. No confundirlo con el lujo, que eso si que va de dinero y cosas caras. Un lujazo es estar en La Capella, con nuestro vermouth estupendo y entre amigos. Y las tumbonas. Cualquier persona con más dinero no lo pasaría mejor.

Tapas

Como he comentado antes, el restaurante ofrece platos para comer dentro del local, de gran calidad y a unos precios muy competitivos. Y si lo que quieres es tomar una copa por la tarde o la noche con quien tú quieras, La Capella ofrece servicio de barra hasta las 3 de la mañana en horario de verano, del 29 de junio al 20 de septiembre, cada día.

Y no hace falta que seas de Sabadell o alrededores para visitarla. Pienso y pienso y en Barcelona no tenemos tantos lugares como La Capella. Así que si alguna vez quieres salir de la ciudad y visitar un lugar diferente, esta es una buenísima opción para tener a mano en tu lista de top preferencias. ¿Cuándo vas?

 

 

La Capella de Can Gambus, Parc de Can Gambus nº1, (Regne Unit / c.Kurdistan), Sabadell, (Barcelona), 93 576 94 29


Practica el Surf House Barcelona

Ni Hawaii, ni California. Ni Biarritz, ni Zarautz. Nos quedamos en la Barceloneta y nos encontramos Surf House Barcelona, un restaurante – con actividades – que está triunfando entre los más surfers y entre los que no lo son tanto.

Y entre estos últimos me encuentro yo, curiosa de conocer lugares de éxito y más si tienen algo especial. Surf House Barcelona nació con la idea de transportarte al estilo de vida californiano y es que su fundador, Álex Knoepfel, trajo directamente las olas de San Diego a nuestra ciudad. Y con las olas se trajo también el concepto del fast-food, pero versión fast-good, es decir, de calidad.

Nachos y Zumo¿Y eso quiere decir…? Pues hamburguesas, sándwiches, bagels, ensaladas, tacos, pasteles… ¡La carta es para morirse! Su brunch es espectacular, servido de 11 a 13h, con unos huevos revueltos con las opciones que más te apetezcan, unos gofres con mil sabores o la opción sana de los boles de cereales con yoghourt. Hay mucho más, sobretodo opciones dulces, que también puedes dejar para la merienda, de 17 a 20h.

Pero si vamos a la hora de comer, ¡las opciones no son menos! Eso si, ve tempranito o con mucha paciencia, ya que se forma lista de espera. Normal, estando a pie de playa, ¿a quién no le apetece comer en un entorno así? Eso si, el día que consigues mesa, la experiencia es completa. Si no has comido nunca encima de una tabla de surf, esta es tu oportunidad.

Nosotros lo conseguimos hace unos días. Nos propusimos ir temprano, como los turistas, a medio camino entre el brunch y la comida. No nos engañemos, pedimos unos nachos para empezar a picar, que alargamos hasta que se hizo la hora de comer. ¡Y qué nachos! En mi ranking personal – y alguna vez ya he dicho que soy ultrafan – estos están muy muy bien posicionados en el top 10. Con mucho queso de dos tipos, frijoles, salsa valentina, jalapeños, crema agria y guacamole. Toma bomba. En serio, increíbles, si sois nachoadictos, no os podéis ir de Surf House Barcelona sin probarlos.

Sandwich y HamburguesaY como nos habían hablado genial de sus hamburguesas y sándwich, nos dejamos seducir. Un Backdoor para mi, con queso raclette y puerros confitado en pan de coca extra-crujiente, y una hamburguesa Infarto para mi chico, con queso, bacon, huevo frito y patatas paja. Si, ¡patatas paja dentro!. Y con una presentación muy original en una caja de madera. ¡Buen punto!

Si una cosa caracteriza también Surf House Barcelona son sus zumos naturales recién exprimidos. Le dan el toque final a la estética 100% surfera del local, ¡son tan bonitos! Los elegidos para acompañar la comida fueron un Tropical, con sandía, melón y maracuyá y un Ñoki, de fresa, plátano y naranja. Y con tropezones, para que se note lo bueno. Alguna cervecita también cayó, que estando delante de la playa no se puede evitar…

Ahora lo que me queda por probar es alguna de sus actividades. Como no podría ser de otra manera, ofrecen clases de paddle surf en tres versiones: temprano por la mañana para terminar con un brunch, durante el día para tonificar bien el cuerpo o las opciones románticas, saliendo con las tablas durante la puesta de sol o tarde por la noche, bajo la luna llena. El yoga también tiene su espacio y si eres de los que ama la naturaleza por encima de todo, puedes echar un cable haciendo beach cleaning y al final te ofrecerán un zumo de SHB.

Yo de ti no dejaría pasar mucho tiempo para visitar Surf House Barcelona.Ya sabes, veranito, estilo playero, zumos, buen rollo… ¿Cuándo si no ahora?

Surf House Barcelona, C/l’Almirall Baixada nº 22, Barcelona, 932 50 70 23


Hamburguesas a TU gusto, en Oval

Hamburguesa Oval¿Cómo terminar un día de Sant Jordi de la mejor manera? En mi caso, cenando en Oval, una de las hamburgueserías de las que más se habla en Barcelona. Su ubicación perfecta en la calle Valencia con Enric Granados fue la mejor excusa para conocerla después de un buen paseo por Rambla Catalunya, acompañados de cientos de personas más.

Quisimos ir a cenar bastante temprano. La cantidad de gente que nos encontramos cuando llegamos a Oval nos confirmaba que íbamos a cenar genial. Y no pudimos empezar mejor la noche. Esperando en la barra a que nos dieran mesa, preguntamos a una de sus camareras simpáticas si tenían Wi-Fi. ¡Oh si! ¡Se agradece tanto cuando te entregar un papel ya preparado con las contraseñas! Gracias Oval, 10 puntos de golpe. (Ha sonado un poco enfermo, pero es que mi chico y yo necesitamos la red por trabajo…¡En serio!).

Oval dispone de un equipo de muchos camareros, eficientes y rápidos. Y se agradece en un día así. En no más de 10 minutos tuvimos nuestra mesa preparada. Me encantó su decoración, de estilo nórdico, con mesas enormes de madera, paredes claras y mobiliario sencillo. Vale, ahora ya estamos preparados. Carta Oval

¿Cómo pedimos? Pues con la gracia de una carta en la que tú escoges los alimentos con los que crear TU PROPIA hamburguesa. Con un lápiz vas marcando el tipo de pan que prefieres, qué tipo de carne, tu queso favorito, 4 ingredientes de relleno, la salsa y si te apetece, algún extra. Y si eres un poco vago o no te quedan fuerzas para pensar, te ofrecen 4 tipos de hamburguesa, ya configuradas. ¿Y complementos tienen? Por supuesto, patatas caseras – ultra buenas – , moniatos, como opción sana y nachos. Nos quedamos con las ganas de probar los nachos, que nosotros somos muy de nachos. Una pena, tendremos que volver, ni que sea sólo para probarlos. Y ya que estamos…

¿Y el precio? Pues sorprende y mucho, porque una hamburguesa con bebida te sale a unos 10€. Son enormes, no te quedarás con hambre. Como mucho, si le sumas unas patatas te saldrá por 3€ más. Muy bien.

La atención que recibimos – unos camareros súper amables –, la comida y un ambiente muy chulo (ah, y el WiFi), los coloca en el ranking de locales para recordar y recomendar. Gracias chicos, ¡nos vemos pronto!

Oval, València, 199, Barcelona, 930 102 647


Una tarde en la Granja Petitbo

MesaSi has quedado con tu mejor amigo para comer, si tienes una reunión con alguien interesante o si te apetece tomar algo con tu pareja, ir a la Granja Petitbo es un éxito seguro. Eso si, se trata de un lugar especial, así que resérvalo para personas especiales.

Situado en el Passeig de Sant Joan nº82, se ha convertido en un icono de lo hipster pero (atención), situado fuera de la zona hipster. Un acierto en toda regla para los que de vez en cuando queremos escuchar un poco de indie o consultar el último número de Monocle y no queremos meternos en la Barcelona profunda.

Yo escogí Petitbo una tarde que había quedado con una de mis amigas. ¿Sabes aquella amiga con la que quedas muy de vez en cuando porque las dos curráis muchísimo y que nunca tenéis tiempo?. Pero que cuando quedáis os ponéis al día tan intensamente que parece que sólo haya pasado un día desde la última vez. Esa amiga. Dos zumos de naranja y fresa y un Carrot Cake (para mí) nos hicieron de padrinos de una conversación que duró 3 horas. Si señores, lo sentimos pero no nos dimos cuenta. Los dueños son encantadores y no nos miraban mal, porque saben que las horas en Petitbo pasan sin darte cuenta. Su decoración sencilla te recuerda a ese piso que acabas de alquilar, con pocos muebles, pero que con un poster gigante en la pared y una mesa de centro antigua hacen el ambiente de lo más acogedor.

Las 10 de la noche es una buena hora para terminar la merienda, así que nos fuimos, pero antes nos aseguramos del tipo de platos que tenían en la carta para el día que nos decidamos a volver para comer. O para hacer el brunch del domingo que, como parece, es de notable tirando a excelente. Brochetas de pollo teriyaki, hamburguesa con queso de cabra, huevos benedict con bacon o salmón… Todo con una pinta buenísima.

He quedado con mi amiga – esa amiga– que la próxima vez que quedemos nos guardaremos un día entero para volver a la Granja Petitbo. Si una merienda duró 3 horas, no queremos pensar lo que puede durar el brunch que nos vamos a regalar.

Granja Petitbo, Passeig de Sant Joan nº82, Barcelona, 93 2656503


Timesburg, para volver y repetir

Como aficionada y adicta a las Redes Sociales que soy, tengo la deliciosa manía de quedarme embobada cuando veo esas fotos de comida que tanto apetecen. Pero hablo de las que apetecen de verdad, de las que entran por la vista y además, me ofrecen algo más. Como las hamburguesas del Timesburg.

Hacía tiempo que veía fotos publicadas de sus burgers, enormes y apetitosas que mostraban un sello de identidad muy bien encontrado, y nunca mejor dicho. Los panes de las hamburguesas de Timesburg llevan el nombre del local sellado. Es un puntazo, pero lo mejor viene después.

IMG_4992Yo visité el local de la calle Pujades 168, pero tienen otro con el que empezaron en 2012 situado en la calle París 95. Es súper curioso cómo utilizan las pasarelas de los andamios para decorar las paredes de los locales. Pero no es casualidad. Uno de los dueños del local, Sergi Ibáñez, es arquitecto técnico y ha sabido darle a Timesburg ese toque que está tan de moda en Barcelona; la reutilización de materiales industriales que, combinados con gracia con otros elementos totalmente antagónicos, consiguen convertir cualquier local en un sitio especial. Los compañeros de viaje de Sergi son Maiol Rodríguez, diseñador y director de otro restaurante de la ciudad y Ángel Rodríguez, ingeniero. Felicidades señores, ¡Qué local y qué hamburguesas!

Yo pedí una clásica Chesseburguer, que de clásica no tiene mucho, ya que hacía mucho tiempo que no comía una hamburguesa tan bien hecha. Una carne en su punto, una lechuga que cruje, el tomate fresco y la ración perfecta de queso. Mi chico fue un poco más atrevido y se pidió La Foie, con rúcula, foie micuit, confitura de arándanos y pipas de girasol. Todavía lloramos.

Quiero hacer mención especial a sus patatas fritas. Ya era hora de encontrar unas patatas fritas así, finas, con piel y con todo el sabor de una patata natural. Lo más sencillo es lo más bueno y aquí lo saben bien.

IMG_5003La mecánica del pedido en Timesburg es muy curiosa ya que, al entrar, una chica simpatiquísma – un 10 para todo el equipazo – te da una hoja de papel donde marcas cuál es la hamburguesa que quieres comer, los extras, el tipo de pan y si se te antoja alguna otra cosa. A continuación pasas por la caja, donde pides la bebida y pagas todo. Después tu eliges si necesitas vaso y cubiertos, así que los coges tu mismo de una estantería. Bravo. No sólo ahorras tiempo innecesario para que te tomen nota, también lo ahorras para cuando terminas. No tener que esperar a que te traigan la cuenta es un acierto.

 El hecho de que tengan dos locales y de que yo sólo haya visitado uno me pone la excusa perfecta en bandeja para volver pronto y descubrir otra de sus variedades. ¡Qué problema! :)

Timesburg Poblenou, c/Pujades nº168, Barcelona, 93 6677454

Timesburg Eixample, c/París nº95, Barcelona, 93 3285188


El inmenso Nacional

Vista generalVarios amigos me habían dicho que fuera ya de una vez a El Nacional. Que era muy chulo, que se comía genial, que no es que fuera demasiado barato… La verdad es que hacía un tiempo había visto su aparición a través de varios influencers en Redes Sociales y empezaba a picarme demasiado la curiosidad.

La oportunidad ideal vino con unos amigos, con quienes disfrutamos primero de una cena super healthy en Flax & Kale. Al terminar decidimos alargar la noche y nos propusieron ir a visitar el local de moda a tomar algo. A eso se le llama Buen Plan.

El Nacional es el local que necesitaba Barcelona. Suena exagerado, pero es un espacio donde pueden ir tanto jóvenes, como nuestros padres, como algún abuelo animado. Puedes comer, cenar, tomar una copa a media tarde o de noche. Le faltan los desayunos, pero estoy segura de que todo llegará.

Lo primero que impresiona es la entrada, situada en un pasaje privado en pleno Paseo de Gracia. Es interesante saber que un tiempo atrás El Nacional era una antigua sala de exposiciones modernista construida a finales del siglo XIX y que después de la guerra civil empezó a utilizarse como parking. En la actualidad y desde el mes de septiembre, 2.600 metros cuadrados te dan la bienvenida a este espacio espectacular.

En serio, es enorme. Un techo altísimo, claraboyas de la época de la industrialización, lámparas y más lámparas. Creo que su estilo vintage de los 50 es lo que lo hace más especial.

El Nacional dispone de 4 espacios gastronómicos y 4 barras especializadas. Traducido seria un espacio para picar algo, un sitio de tapas, un espacio de pescado fresco y una brasería de carne de la buena. Las barras que encontramos son de cerveza y conservas, de vinos y embutidos, y de cócteles y de ostras. Esta última es para los que vayan más sobrados. Y dan envidia.

bebida

Nosotros decidimos tomar algo en la barra de cócteles ya que veníamos de cenar, pero eso fue la excusa perfecta para volver un día y probar la comida. Me llama La Tapería, que yo soy muy de tapas.

Me tomé un cóctel Nacional, para hacer honor al local. Era como un rebujito sevillano, pero más bueno porque llevaba un toque de ron perfecto. El resto tomaron ron –a secas- , whisky –a secas- y mojito de fresa. Dijeron que estaban buenísimos y yo me lo creo. El precio ronda los 10-15€ por cóctel. No es un local barato, pero la calidad de lo que hay ahí dentro vale la pena pagar de vez en cuando.

Hay que ir. Ahora soy yo la que le dice a mis amigos que no se lo pueden perder. Y que es muy chulo, que es genial… ;)

El Nacional, Passeig de Gràcia nº24, Barcelona, 935 18 50 53


Experiencia Flax & Kale

Plato de Flax and KaleA estas alturas, hablar de Flax & Kale es casi un clásico. Lo que hace años veíamos como algo raro e inusual, se ha convertido en la tendencia más seguida, y hipster del momento: raw food, platos veganos, sin gluten. O el concepto que cada vez se oye más, el flexitariano, una dieta vegetariana en aproximadamente un 80% en la que se puede comer animales y sus derivados de forma ocasional. Comer mejor, para que nos entendamos.

La experiencia de Flax & Kale es tan satisfactoria que saldrás con la sensación de haber recorrido 10 maratones. Y es que has comido sano, y muy bien.

El restaurante pertenece a los mismos dueños del Teresa Carles, un vegetariano de referencia en Barcelona. El hijo de Teresa Carles, Jordi Barri, mente inquieta e interesante, construye este concepto diferente al alcance de todos.

Sólo con su espacio ya te enamoras: dos comedores en la planta principal, con luz natural de día y un ambiente tenue perfecto de noche. Tú eliges si quieres compartir la velada con amigos o quizás con alguien más especial, aquí vale todo.

He visitado Flax & Kale en 3 ocasiones, tanto para cenar como para comer. Pero también sirven sanísimos desayunos, meriendas que no dejan remordimientos de conciencia y brunch los fines de semana. Sueño con su brunch. Pronto.

De todos los platos que he probado, siempre repito con uno de sus entrantes estrella: Sandía a la Parrilla con Queso de Cabra. La combinación parece rara, pero esmespectacular. Sus Supertagliatelle con Espirulina y dados de Salmón es otra opción de las que triunfa entre sus fans. O su ya conocida Hamburguesa de Atún con Wasabi con un pan integral de color negro que llama muchísimo la atención. De los postres quiero destacar el pastel de Dos Texturas de Chocolate o The Vegan Vampire Dessert, con pera y crema de naranja. Hay que probarlos. Por favor. La carta de platos innovadores con ingredientes naturales es muy amplia. Hay que probar la experiencia para darte cuenta de lo bien que sienta realmente cuando comes sano.

He dejado lo mejor para el final. Sus zumos. Los zumos de Flax & Kale merecen un capítulo aparte. Bajo la marca Teresa’s Juicery, ofrecen 15 sabores distintos que siguen la técnica del “Cold-Pressed Juicing”, con la que se extrae la pulpa y eliminan cualquier tipo de tratamiento agresivo durante el proceso, sin pasteurizar. Hay que dejarse impresionar por su nevera situada en la entrada, con todas las variedades expuestas como si fueran una obra de arte. Y si tenéis la suerte de poder visitar su obrador, detrás de la nevera, la satisfacción es completa.

Flax and Kale, c/ Tallers nº 74B (Plaça Castella), Barcelona, 93 317 56 64

 


El brunch de Picnic restaurant

Brunch al Picnic

Hoy me he convencido de que madrugar un poquito los domingos merece la pena. Los culpables de la decisión han sido unos Huevos Rancheros Revueltos y un Pancake de Fresas, sirope y Creme Fraiché. Y una Pink Lemonade ¡Ay la limonada!

Tara y Jaime son los dueños de Picnic, un restaurante situado en el Born, muy popular últimamente por ofrecer uno de los mejores brunch de Barcelona. Fácil de encontrar, en la calle Comerç 1, sirve también comidas y cenas a un precio muy, muy razonable.

Al entrar en Picnic sabes que lo que vas a comer merece la pena y es que si no has reservado antes puede ser que tengas que esperar un poco en encontrar mesa. Bigotes, tatuajes, y mucho inglés. El idioma, al menos. Las mesas a rebosar y los camareros sirviendo sin parar raciones de huevos, hamburguesas, salmon toasts y cheesecakes.

A nosotros nos sentaron en una mesa diminuta – pero mona – en medio de una pareja que comía huevos también, y de una señora inglesa (esta de verdad) que compartía dulces con su sobrina de Dublín. Te guste o no, te vas a enterar de la conversación de tus vecinos. Y ellos de la tuya, ojo.

Vamos a la comida. Nuestra elección fueron los huevos, unos Benedict y unos Rancheros. Ahora entiendo el porqué de los mejores Benedict de la ciudad. El Pancake de Fresa, para rematar, te deja un buen sabor de boca, en su punto justo, sin empalagar.

Si eres de dulce no te puedes perder la Pink Lemonade del Picnic, servida en una jarra encantadora y hielo hasta arriba. Luego me explicas.

La cuenta, al final, no da sorpresas. Calidad y precio van de la mano, pagas por lo bien que comes. Y repites, seguro.

Picnic Restaurant, c/Comerç nº1, Barcelona, 93 551 66 61